¡A sus tractores! Hace unas semanas, saltaron las alarmas. Los agricultores de Caniles, municipio de Granada, salieron a la calle, para protestar contra la expropiación de sus tierras para la futura instalación de una planta fotovoltaica. Los medios se han hecho eco de la noticia y muchos se preguntan en sus titulares: ¿llevar la transición energética al mundo rural es un asunto polémico?
Depende. La polémica no deriva del desconocimiento o de la preocupación ante el cambio, sino de la expropiación. En el caso de Caniles, los agricultores no protestan por la introducción de la energía verde, sino por la compra, forzada, de sus tierras.
Sin embargo, la implantación de energías renovables no va, necesariamente, de la mano de la expropiación. Y, un claro ejemplo es el proyecto de la Diputación de Granada para promocionar y dinamizar las Comunidades Energéticas. Con la ayuda de Vergy, la Diputación ha decidido implantar Comunidades Energéticas en 13 de los 25 municipios incluidos en el proyecto.
Estas comunidades, basadas en el autoconsumo compartido de energía que proviene de fuentes renovables, se suman a las ya creadas en Fornes, Escúzar, Ventas de Huelma y Ácula . Y, todas ellas persiguen la contribución al medioambiente, la mejora de la eficiencia energética de sus usuarios, el ahorro en el consumo y, por lo tanto, en la factura de la luz.
Energía verde sin complicaciones
¿La energía verde se alimenta de la expropiación? Nada más lejos de la realidad. Así lo demuestran proyectos como el de la Diputación de Granada y Vergy, que aprovechan lugares ya habilitados para la implantación de placas solares.
Vergy apuesta por la energía verde sin complicaciones. Para facilitar el proceso a los ciudadanos, recorrió los municipios granadinos de Cúllar Vega, Bácor Olivar, Deifontes, Ferreira, Güevéjar, Maracena, Morelábor, Nívar, Órgiva, Polícar, Rubite, Ugíjar y Vélez de Benaudalla, con 4 objetivos:
- Conocer el interés de los ayuntamientos en impulsar las Comunidades Energéticas
- Estudiar cuáles son los modelos más viables para estos municipios
- Validar el interés de la ciudadanía en su implantación
- Identificar los puntos de aprendizaje para poder replicar estos modelos en más municipios granadinos
Más facilidades
Con el foco puesto en los ciudadanos, Vergy se reunió con los ayuntamientos para presentarles dos modelos de comunidades energéticas, los que mejor se adaptaban a sus municipios. El favorito, seleccionado por 12 de los 13 ayuntamientos, fue el modelo en el que la propiedad de las infraestructuras recae sobre ellos. Es decir, la inversión y la cesión del espacio, en este caso, público, depende del Ayuntamiento de cada municipio. En este modelo, una parte de la energía generada cubre la factura municipal, y la otra se pone a disposición de la ciudadanía.
El otro modelo consiste en la creación de una entidad jurídica independiente, formada por los ciudadanos interesados y el Ayuntamiento, en la que recae la propiedad de la infraestructura. La inversión en la infraestructura se reparte entre todos los participantes y, en función del reparto de energía, los miembros pagan una cuota proporcional.
Comunidades Energéticas, los ciudadanos siempre en el centro
Las Comunidades Energéticas se basan en un modelo de autoconsumo de energía renovable, camino de la transición energética. Pero, ¿cuál es el principal beneficio que buscan los usuarios? El ahorro. A pesar de que la autonomía, la independencia y el empoderamiento de los ciudadanos son valores cada vez más cotizados, el ahorro en la factura de la luz sigue siendo el más determinante para que los usuarios se sumen al proyecto.
Esta es una de las conclusiones que Vergy ha extraído del desarrollo inicial de proyecto para implantar Comunidades Energéticas en los municipios granadinos. Por eso, se apuesta por modelos en los que los ciudadanos, sin ser propietarios de la infraestructura o participar activamente de la misma, pueden acceder a la energía y contribuir al desarrollo medioambiental y social de sus municipios.
La escasa cultura de cooperación y asociación entre los ciudadanos, y el carácter innovador del proyecto, también conclusiones del proyecto, son dos barreras que pueden sortearse a través de la formación. Y esta es la siguiente tarea de Vergy que, tras reunirse de nuevo con cada Ayuntamiento para evaluar su interés de continuar en el proyecto, deberá formar a los cabildos y a los ciudadanos para hacer posible la implantación de Comunidades Energéticas en los municipios.
Formación para un futuro sostenible
Llevar la transición energética al entorno rural no es misión imposible. Tampoco es necesaria la expropiación para implantar la energía verde. Este es el caso de las Comunidades Energéticas, que ponen al ciudadano en el centro y aprovechan espacios ya habilitados para la instalación.
La clave para avanzar hacia un futuro sostenible es la formación. Para los ayuntamientos, es fundamental conocer cómo funciona el proceso, para poder valorar la viabilidad de convertirse en socios de la instalación o en propietarios de las infraestructuras. Y, para los ciudadanos, es esencial comprender qué beneficios aporta el consumo colaborativo. Más allá de sus bolsillos.
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